I.
– ¿En tu empresa también lo ven claro, no?
– Sí, esto no aguantará así mucho tiempo más. Habrá movimientos antes de final de año.
– ¿Y lo aceptarán tan fácil?
– No les quedará más remedio. Ellos mismos se están dando cuenta que la situación se les escapa de las manos.
– A mí incluso me han dado un nombre.
– Y a mí. A ver si va a ser el mismo…
– ¿Empieza por Guillermo?…
– … ¿y termina por Dehesa?
(Hay restaurantes donde las mesas están demasiado juntas. Y a veces se tiene la suerte de comer junto a ejecutivos de empresas importantes, con acceso a las muy altas esferas de la política nacional).
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II.
– ¿Te lo puedes creer? Me llegó una carta de una revista diciendo que ahora en lugar de pagar las colaboraciones 30 días después de publicadas las pagarán en 60. Es alucinante…
– Al menos no rebajan las tarifas. A mí un periódico me mandó dos cartas en un año «agradeciéndome gentilmente» por «aceptar» un descuento del 10% cada vez sobre el precio original que me pagaban.
– ¿Y qué haces?
– Una de tres: o aceptas, o dejas de colaborar, o la próxima vez les dices que si ellos te duplican el plazo de pago tú les duplicas el importe de la colaboración.
(En la puerta de una editorial, dos periodistas compartían miserias y desgracias… pero al menos no perdían el buen humor).