JJOO: balance urgente a dos bandas

Foto: Mail online

No hace más de cinco minutos que se apagaron las llamas del pebetero, y todavía resuenan en el aire los ecos del megamusical montado a mayor gloria de la música británica en la ceremonia de clausura, Y no quiero terminar el día sin un primer y urgente balance deportivo, enfocado exclusivamente a lo que más conozco y a lo que más he seguido: aquello realizado por España y Argentina, mis dos países, mis dos orillas. Y lo hago con una aclaración previa: es injusto y difícil relacionar medallas o diplomas con educación o cultura deportiva de la población en general, porque no siempre unas son consecuencia de la otra.
Pero es lo más objetivo que tenemos a mano para sacar conclusiones…

ESPAÑA: Madrid 2020… ¿o el desierto?

Esta misma tarde, el Comité Olímpico Español se mostró «satisfecho» por los resultados obtenidos en Londres 2012, porque están acordes a lo esperado. Y no soy quién para llevarle la contraria al COE. La realidad es que si nos ceñimos a la estadística fría, el deporte español casi calcó lo hecho en Pekín hace cuatro años: una medalla menos en el total, 2 menos de oro, una más de bronce; y un número semejante de diplomas.

Las variantes hay que buscarlas por la indudable explosión del aporte femenino, generalmente dotado de menos apoyos económicos y logísticos, pero dueño del 65% de las medallas obtenidas. Y también por la decepción en algunos deportes (tenis, yudo, hockey, ciclismo), la confirmación del declive en atletismo; el ascenso en canotaje y taekwondo; y la consolidación de la vela, el baloncesto o la natación sincronizada.

Pero la sensación general, y que me disculpe el COE, es de estancamiento. Es cierto que el deporte brinda alegrías casi cada fin de semana, con los triunfos de Nadal, de Alonso, de Lorenzo, Pedrosa y el resto de moteros, de éxitos que suenan menos pero se suceden en deportes poco promocionados. Pero en el concierto olímpico, el salto que se vislumbraba después de Barcelona 92 no ha llegado a producirse. Y mientras los demás crecen (véase Khazajistán, Corea del Sur, Georgia…), España mantiene a duras penas un lugar en el segundo pelotón. Que no está mal después de muchas décadas de penurias, pero que no guarda relación directa ni con los triunfos de los fines de semana ni con la inversión realizada en deportes en los últimos 20 años.

Ahora, además, surge otro problema, sin duda de mucho peso. El ciclo que comienza esta noche y acabará en Río de Janeiro será el primero en el que esas inversiones, ya sea en becas, instalaciones o facilidades para competir, corren serio riesgo de achicarse. Hoy, muchos jóvenes se plantean la emigración como única salida. Hoy, y en los próximos cuatro años, el dogma es y será la austeridad presupuestaria, y el deporte también la padecerá… salvo que en septiembre del año que viene Madrid sea elegida sede para los Juegos de 2020. De esa decisión del COI depende buena parte del futuro deportivo español a mediano plazo. Si es favorable, desde las alturas tendrán que ceder a la «obligación» de preparar como es debido una participación que nos tendrá como anfitriones. Si no lo es, el deporte se verá como gasto en lugar de como inversión, el dinero menguará, y crecerá la tendencia de trabajar y prepararse por fuera del control federativo. Así, se volverá a los tiempos de los esfuerzos individuales y los talentos aislados.

Y sería una pena. El deporte español ha crecido muchísimo desde la creación en 1987 del plan ADO, más allá de todos sus fallos, y no debería desperdiciarse el trabajo realizado. Pero estancarse es bajar, y la impresión es que en eso estamos.

ARGENTINA: El comienzo del camino

También en mi otra orilla ha habido un descenso de medallas. De las 6 ganadas en Atenas y Pekín se bajó a 4, más un puñado de diplomas, algunos tan significativos como el de Germán Lauro en lanzamiento de bala (peso) y Federico Molinari en gimnasia artística. Sin embargo, el porvenir se aprecia más promisorio. La creación del ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo) hace dos años debería recoger sus primeros frutos en 2016, donde además habrá una circunstancia que teóricamente jugará a favor: serán los primeros Juegos en Sudamérica. Es verdad, Río de Janeiro no es Buenos Aires, pero Argentina nunca ha estado tan cerca de una sede olímpica, y aunque los Juegos serán brasileños, de alguna manera todo el continente los vivirá como propios.

Federico Molinari

Aunque por supuesto, el trabajo que hay por delante es gigantesco, porque se debe crear una estructura seria de funcionamiento y seguimiento deportivo casi desde la nada. Hasta ahora, la Argentina olímpica se ha nutrido de talentos sueltos o generaciones espontáneas en deportes de equipo (básquet, hockey, fútbol). El ENARD es el primer intento concreto de encauzar el indudable talento deportivo que nace en la Argentina.

Londres 2012 volvió a dejarnos muy lejos de los líderes del mundo olímpico, casi tanto como al resto de nuestros vecinos (aunque Brasil y Cuba nos cuadrupliquen en número de medallas; y México y Colombia casi nos dupliquen, también están lejos). Pero el camino del progreso está trazado. Río de Janeiro demostrará si el deporte argentino es capaz de transitarlo.

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