Las acciones de todos los bancos españoles se dispararon hoy en la Bolsa después de que el Ministro de Economía diera a conocer los detalles de una nueva reforma financiera que incluye la creación del ya célebre «banco malo», que así, de entrada, ya suena fatal. No es extraña esa subida en la cotización de los Santander, BBVA, Sabadell y demás porque son los primeros beneficiados por la medida, ya que se quitarán de sus balances los multimillonarios activos inmobiliarios que vienen estrangulando sus cuentas desde que estalló la burbuja.
El «banco malo», pactado y autorizado por Bruselas, básicamente será una sociedad anónima que se ocupará de comprar esos pisos, promociones de suelo, garajes y otros activos, y que se da un plazo de hasta 15 años para después venderlos. ¿A qué precios? Ahí está una de las claves de la cuestión. Por supuesto, los comprará muy por debajo de los precios a los que estaban cotizados en los balances bancarios, pero no es lo mismo una rebaja de un 50% que de un 80%. ¿Y a cuánto los venderá? Dependerá de la evolución de la economía y el mercado inmobiliario en los próximos 15 años. Mientras tanto, por si hace falta aclararlo, el dinero que financiará la compra vendrá de Bruselas y tendrá que ser devuelto de nuestros impuestos.
Ahora bien, se supone que a través de las ventas el «banco malo» recuperará la inversión y así, como prometió hoy De Guindos, «no nos va a costar un duro a los contribuyentes» ¿Que pasado ese tiempo resulta que esto no ocurre, el «banco malo» pierde dinero y la promesa no se cumple? ¡Por favor!, ¿quién se va a acordar de lo que dijo De Guindos dentro de 15 años?
Pero el decreto de esta tarde tiene otras sorpresas, igual o más desagradables. A saber:
– El Banco de España, una entidad antidemocrática porque nadie más que el Gobierno elige a sus gestores ni controla su accionar, tendrá plenos poderes de decisión sobre la actividad del «banco malo».
– Se elimina la necesidad de informes de expertos independientes para todas sus operaciones, tal como exige la ley, entre ellas determinar los precios de compraventa de los activos o de las entidades financieras de las que deba hacerse cargo en el futuro.
– Podrá emitir obligaciones (bonos o semejantes), es decir, endeudarse hasta las cejas, incluso por encima de los límites que establece la Ley de Sociedades de Capital y por encima de su propio valor. Total, si sale mal después lo pagamos a escote entre todos.
– Podrá crear fondos de todo tipo (inversión, riesgo, lo que sea) o participar en ellos, es decir, especular en la timba de los mercados sin prácticamente nadie que lo controle, salvo el Banco de España. Total, si sale mal…
– Se salta a la torera artículos claves de la Ley Concursal o el Código Civil que protegen derechos de acreedores en los casos de quiebra de una entidad financiera; o de deudores de créditos que quieran cancelarlo mediante su pago.
– Y como si fuera poco, en el caso de hacerse cargo de la gestión o de comprar entidades en liquidación, el «banco malo» queda exento de mantener las originales responsabilidades tributarias, laborales o con la Seguridad Social.
Todo muy bonito, ¿no? ¿Se entiende ahora por qué subieron tanto las acciones de los bancos esta tarde?
Sin embargo, y en medio de la euforia, llama la atención que hoy también aumentara la prima de riesgo, como si los inversores no acabaran de fiarse de que las medidas adoptadas por el Gobierno vayan a mejorar la solidez financiera de este país.
Quizás porque el famoso «mercado» carece de toda lógica. O tal vez, porque sepan mejor que nadie a quiénes favorece, y sobre todo, a quién está perjudicando el puñetero «banco malo».