La Entrevista del Lunes: Enrique Baquedano

“EL HISPANO EN ESTADO PURO NO EXISTE”

Viajar mirando huesos no parece un ejercicio sencillo a primera vista. Y sin embargo, se puede. Pero además, enseña a conocer mucho sobre la esencia humana, la migración, las necesidades… Lo afirma Enrique Baquedano, arqueólogo y paleontólogo, Director del Museo Arqueológico Regional de Alcalá de Henares (Madrid) e investigador en yacimientos tan distantes como los de la Garganta de Olduvai, en Tanzania; o Pinilla del Valle, en Madrid.

Enrique Baquedano. Foto: Adolfo Callejo.

¿Es posible transportarse en el tiempo con un fósil en la mano? Por supuesto. Y nosotros, los paleontólogos, arqueólogos y geólogos lo hacemos doblemente, desde el exterior y de manera introspectiva. Porque para interpretar bien lo que vamos encontrando, practicamos cada vez más antropología de la Prehistoria, y eso nos exige ponernos en cada momento en la cabeza del homínido que estamos estudiando, en sus circunstancias.

A ver si le entiendo. Usted se va a Tanzania y se traslada 2 o 3 millones de años hacia atrás. ¿Entonces qué queda de su viaje real, en tiempo presente? Queda mucho. Estamos en la Reserva del Ngorongoro, y claro, no puedes permanecer ajeno a estar en contacto con los masai, los datoga, los hadza, pero también con la naturaleza. Admirar el comportamiento de los animales, de la biología en un escenario tan espectacular y atractivo como la sabana; ver cómo amanece y anochece en minutos son momentos únicos…

¿Se aprende más mirando 2 millones de años atrás o a los masai? Se aprenden cosas distintas. Desde el punto de vista de la etnoarqueología tal vez más con los hadza, que son cazadores-recolectores que no producen ningún tipo de alimento y tienen un interés científico altísimo. Claro que no es equiparable al trabajo que hacemos con mi socio Manuel Domínguez-Rodrigo en la Garganta. Estamos hablando de la cuna de la Humanidad y de los yacimientos más codiciados del mundo de la evolución humana.

¿Hemos evolucionado algo desde entonces? Para mí sí. Tenemos más del doble de esperanza de vida que los Homo habilis, hemos disminuido los niveles de mortandad infantil, nos nutrimos mejor, disfrutamos más de las horas del día porque podemos calentarnos e iluminar las noches, nos hemos adaptado a las circunstancias de cada tiempo, y lo hemos hecho razonablemente bien como grupo, como género y como especie.

Es una visión optimista. Yo soy muy optimista.

El progreso tecnológico es muy claro pero déjeme que le plantee dudas respecto al plano interior, individual. Pues creo que también hemos evolucionado mucho en lo mental y en lo emocional. Los valores de la Justicia, la Igualdad, la solidaridad o la Libertad hoy imperan como nunca antes en la Historia. Lo que sí sucede es que tenemos un problema muy, muy grave: nos estamos cargando el planeta y acelerando la llegada de la sexta extinción. Trabajamos con entusiasmo para exterminarnos.

Enrique Baquedano se define como “hedonista absoluto”, y como tal, disfruta de la conversación. Se recrea en la charla, le gusta alargar el diálogo; aunque quizás menos que leer –“nada me da más placer que un buen libro”-, y también menos que viajar.

Enrique Baquedano en las selvas de Indonesia.

¿Cuándo empezó a moverse la humanidad? Hasta ahora sabemos que los últimos Homo habilis, o los primeros Homo ergaster, salieron de África en torno a 1,8 millones de años atrás a través de la franja palestino-israelí y llegaron a zonas del Cáucaso. Después colonizamos China, Indonesia y Europa. Esa capacidad de movernos, de migrar, es inherente al ser humano.

Es curioso que tanto tiempo después algo tan natural se vea como un problema. Pero a pesar de las barreras administrativas, políticas o burocráticas se trata de un fenómeno imparable y enriquecedor. A lo sumo se pueden controlar los flujos, pero nada más. La interculturalidad, además, viene de muy lejos.

Pues todavía existe mucha gente que apela a cierta pureza racial para determinar rasgos de identidad o pertenencia. Hay quien percibe que los españoles actuales estábamos aquí en el 711; entonces llegaron los moros, y luego se fueron. Siempre intento explicar que tenemos mucho de celtíbero, pero también de romano, de visigodo, de árabe, de fenicio, de francés y de todos los pueblos que han pasado por aquí. Entonces el hispano en estado puro no existe. Ninguno. Si nos revisáramos genéticamente mediante un estudio de ADN veríamos que estamos en conexión directa con los celtas, que a su vez procedían de Centroeuropa. Es un debate absurdo.

Hablando de mezcla, le devuelvo a la Prehistoria. Los primeros sapiens salen de África, ¿y con quién se encuentran? Las primeras oleadas con nadie. Las segundas y terceras, del Pleistoceno Medio y el Medio Final, sí se van a encontrar con grupos prexistentes, y ahí se produce una competencia clara. No me cabe ninguna duda que todas las expansiones poblacionales han sido siempre a base de conflictos, de lucha por el territorio y por el acceso a los bienes naturales: el agua, la alimentación, las presas, los terrenos para la agricultura…

Diferencias entre cráneos neandertales (izquierda) y del Homo sapiens.

¿Sabemos qué pasó cuando coincidieron sapiens y neandertales? Hubo muchos contactos, y desde luego, absorción mutua. En principio, parece que aprendieron más los neandertales, pero con toda seguridad también los sapiens aprovecharon los conocimientos de una gente que ya vivía en Europa y tenían su etología adaptada a este continente frío.

Disculpe mi ignorancia pero, ¿cómo se puede llegar a semejante conclusión? Desde el punto de vista biológico, hace muy poco tiempo se ha descifrado el genoma neandertal, y el de los sapiens lo conocemos bastante bien. En consecuencia, sabemos que nosotros tenemos incorporado entre un 2,5 y un 4% de ADN neandertal. Y en lo cultural, hay una serie de yacimientos, sobre todo en Francia, donde se aprecian con claridad niveles intermedios entre los atribuibles a los neandertales y los que ya son del Homo sapiens: allí se produjo la mezcla de ambas culturas en términos tecnológicos.

Supongo que esto es ciencia ficción pero, ¿seríamos muy diferentes si tuviéramos un 96% de neandertal y un 4% de sapiens? Creo que no. En lo físico, incluso relativamente parecidos. Con el paso del tiempo, ellos habrían evolucionado, se habrían adaptado más a este clima y a las necesidades de encefalización, por lo que creo que casi no habría distinciones.

Y hubiésemos viajado igual… Con toda seguridad. El grado de desarrollo sería muy semejante, y dispondríamos ahora de cohetes espaciales para ir a la Luna tan ricamente.

Rodolfo Chisleanschi
(Entrevista publicada en la revista Paisajes desde el Tren. Mayo 2012)

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