En los últimos tiempos, se acostumbra a organizar ruedas de prensa sin preguntas. Hay una segunda versión más light de esta negación del periodismo, que consiste en dejar al interesado realizar una pregunta y quitarle el micrófono, y con ello la posibilidad de repreguntar si no se siente satisfecho con la respuesta.
Esto es un ejemplo de lo que puede -y de lo que debería- ocurrir si las cosas se hicieran como corresponde. El veterano periodista irlandés Vincent Browne interrogó en enero de este año a Klaus Masuch, representante del BCE y la troika que controla las finanzas de su país desde que fue «rescatado» por la institución bancaria europea. Y de paso, ejecutó un ejercicio de un tipo de periodismo que así como la libertad de expresión, la imparcialidad de la justicia o la credibilidad de los políticos, está en serio preligro de extinción.