Entre todos los males que aquejan a la prensa, ninguno, ni la revolución digital ni la crisis económica, le ha hecho tanto daño a su valor esencial -la credibilidad- como la sospecha o la certeza de estar al servicio del poder de turno. Es una idea que ha ido calando en el inconsciente popular hasta cuajar en una frase lapidaria: «los periodistas mienten porque están todos comprados».
No hay práctimamente ningún medio de comunicación convencional que pueda decirse libre de pecado, pero en los periódicos de provincias, este clientelismo crece hasta la exasperación. La portada de El Día de Castilla-La Mancha es, en ese sentido, un ejemplo maravilloso. Como titular principal, el recuerdo de que todos los males se deben a la «herencia» recibida del gobierno anterior. Y debajo, la presidente de la Comunidad apoyando con su presencia «el crecimiento» y «la riqueza» locales.
Ilustrativo, patético y muestra cabal de por qué el periodismo está como está.
Me gusta esta portada, Rodo. No te cuento lo que son las cosas por acá!!!