O LAS DOS ESPAÑAS DE TODA LA VIDA
Hace alrededor de un año y medio, durante una charla que ofreció en Madrid, el vicepresidente de Triodos Bank, Joan Melé, anticipaba que el proceso de reforma financiera que vive España acabaría en concentrar la banca de este país en no más de 4 o 5 entidades, un pronóstico que no parece descabellado tal como se van desarrollando los acontecimientos.
Pero este aglutinamiento de capitales en pocas manos, obviamente peligroso supongo que no hace falta explicar por qué, tiene una característica muy especial: inclina la balanza seriamente hacia el Norte de la Península, y prácticamente deja sin banca propia a toda la mitad Sur del país.
Si echamos a un vistazo a los test de estrés dados a conocer hace un mes, observamos que de las siete entidades que teóricamente aprobaron el examen (en la realidad, los datos en caso de un escenario adverso han sido «maquillados»; con absoluto rigor, sólo cuatro se salvarían del suspenso), y por lo tanto tienen más probabilidades de subsistencia a mediano y largo plazo, cuatro tienen sus orígenes en la cornisa Cantábrica -Santander, Bankinter, BBVA y Kutxa-; dos en Cataluña -Caixabank y Sabadell-; y apenas la fusión de la andaluza Unicaja con las castellanas Caja Duero y Caja España, el grupo más débil de los siete, se escapa de la norma.
El dato dibuja una distribución «tradicional» del reparto de capitales, con un Norte acaudalado y un Sur pobre. Pero si se cruza con las cifras de paro dadas a conocer ayer, el nivel de desequilibrio es todavía más marcado. Porque tal como titula hoy El Mundo, 16 territorios del Sur, encabezados por Ceuta, tienen porcentajes de desempleo por encima del 30%.
Es decir, que a la preocupación del Gobierno por las reivindicaciones soberanistas catalanas y -por ahora en menor medida- vascas, habría que sumar a largo plazo otro factor de ruptura de esta España que alguno soñó «una, grande y libre». Porque la partición económica es una amenaza latente, y suele ser el motivo principal para alentar fracturas geográficas (los más ricos siempre están tentados a «soltar lastre» separándose de los más pobres, véase el norte de Italia, por ejemplo).
En realidad, nada nuevo, las Dos Españas que glosaba Machado…