Mientras buena parte de la ciudadanía española ya circula por las carreteras del país camino del largo puente de este fin de semana, muchos otros siguen empeñados en plantarle cara al constante y cada vez más opresivo ajuste de tuercas que padecen las economías familiares. (Sí, ya sé, dicho así parece un contrasentido, pero ya expliqué en un post anterior, El Juego de la Esquizofrenia, que dentro de este país caben muchas realidades, y muchas actitudes, diametralmente opuestas).
Hoy, mientras por un lado, la Comunidad de Madrid aprobaba la aplicación de una nueva tasa sanitaria, que implica pagar un euro por receta médica a los habitantes de la región y entra en vigencia el apartado de la reforma laboral que deja expuestos al despido a 700.000 empleados de la Administración Pública, ocurrieron dos hechos que no se pueden pasar por alto.
En Madrid, la «Acampada Bankia», movilización de diez días de duración frente a la antigua sede de Caja Madrid, principal componente del banco rescatado por el Gobierno, logró que la entidad negociara los primeros cinco alquileres sociales con familias que fueron desahuciadas o estaba a punto de serlo. Esto no significa la condonación de la deuda, pero al menos otorga un aplazamiento de la misma y permite a dichas familias seguir viviendo en sus casas. Como simple ayuda-memoria hay que recordar que los bancos y cajas de ahorro españoles ya han ejecutado más de 500.000 desahucios desde el estallido de la burbuja inmobiliaria.
Y en Barcelona, un grupo de activistas de los sindicatos CNT y CGT han protagonizado una serie de actos en el centro de la ciudad: ingresaron en tiendas de multinacionales como Apple o Zara, y en este último caso, provocaron disturbios menores y, según fuentes de la propia tienda, se habrían llevado algunas prendas de vestir. El hecho, casi anecdótico desde el punto de vista policial y según se puede ver en este vídeo que ha colgado la web de El País, es sin embargo muy simbólico, porque se trata de uno de los primeros hechos de «acción directa» contra empresas denunciadas por explotación a trabajadores que fabrican sus productos fuera de España (el antecedente sería aquel suceso protagonizado por el SAT de Sánchez Gordillo en supermercados de Mercadona y Carrefour). Y, en el caso de Zara, el objetivo es Inditex, la empresa más potente del país según su capitalización en Bolsa, pero también una de las más acusadas por deslocalizar sus actividades (toda la facturación de sus ventas a través de internet, por ejemplo, está radicada en Irlanda para evadir impuestos en España) y desviar dinero a través de paraísos fiscales.
La «acción directa» es una estrategia de lucha que las corrientes más combativas del 15M, la coordinadora del 25S y plataformas diversas vienen debatiendo desde hace tiempo como necesario paso adelante en la lucha contra los recortes y reformas decididos por el Gobierno de Mariano Rajoy. Tal vez esta sea una primera etapa en este nuevo y, para mucha gente, obligado camino para intentar defender los derechos que todavía la crisis no se ha llevado por delante.
Y para completar el combo, el sindicato CGT ha presentado estos días un vídeo sin dudas impactante, y que ya han visto más de 250.000 personas, para llamar a la huelga general del 14N.
El pronóstico habla de mal tiempo generalizado para el puente que comienza mañana en España. Pero como se ve, no va a llover al gusto de todos…