La víspera de un Madrid-Aleti -o de un Real Madrid-Atlético de Madrid, para quien no esté tan ducho en materia futbolística– siempre se vive de un modo especial en la capital de España.
Pero hoy, 24 horas antes del choque en el Santiago Bernabéu, hay más expectativa de la habitual. Porque por primera vez en muchos, muchos años, la situación parece haber cambiado. El Aleti va a Chamartín con ocho puntos de ventaja sobre su vecino y la confianza de cortar una racha de sinsabores demasiado prolongada en el tiempo. Y el Madrid, este Madrid herido y un poco tocado… es siempre el Madrid.
Entonces la temperatura sube, los espíritus se encienden, y la pasión alcanza el cielo, palpitando desde el atardecer un fin de semana con pronóstico ardiente.