El «viagra» natural que salió de un «quilombo»

Se llama canjinjin, es un licor y lo elaboran descendientes de esclavos africanos en el Estado de Mato Grosso, al oeste del Brasil. Sus efectos, canjinjinsegún afirman, no tienen nada que envidiarle a la Viagra pero con una ventaja sustancias: está hecho con hierbas, o en otras palabras, es un producto natural.

En este caso, la producción proviene de cooperativas situadas en las tierras que en su día, allá por el siglo XIX, iban ocupando los esclavos africanos -o sus descendientes- en su huida hacia la libertad. Estas áreas, que en Brasil son conocidas como «quilombos», son solo uno de los múltiples espacios de donde surge la llamada agricultura familiar, un apartado poco conocido pero económicamente muy importante dentro del país más pujante de América del Sur, tanto que es responsable de sostener la vida de 4,3 millones de familias, y constituye el 10% del PIB nacional.

La fuerza de este sector un tanto escondido de la economía brasileña pudo apreciarse hace un par de semanas en Río de Janeiro, donde se celebró la VIII Feria Nacional de Agricultura Nacional y Reforma Agraria, tal como lo relata un interesante artículo publicado por Fabiana Frayssinet en IPS.

Feria Brasil

Y sí, está bien escrito. El nombre de la feria habla de Reforma Agraria, un concepto que a los oídos europeos puede resultar anacrónico y propio del viejo comunismo de los 70, pero que parece mantener su vigencia al otro lado del Atlántico. La razón es muy sencilla: los participantes son minifundistas. Allí no participaron los pocos dueños de enormes extensiones donde se cultiva la soja transgénica, sino los pequeños agricultores que producen, además de canjinjin, la cachaça con la que se prepara la auténtica caipirinha, el guaraná que inundó los mercados europeos hace algunos años, o las castañas de Pará. Pero también cosméticos, artículos de decoración, medicinas tradicionales y hasta complementos de moda.

La feria está auspiciadaFeria Brasil 2 por el Ministerio de Desarrollo Agrario, con la pretensión de mejorar los canales de comercialización y distribución de estos productos, ya que la apuesta actual es ganar el mercado interno, dado el freno a la exportación que ha significado la crisis en los países industriales. Arnoldo Campos, representante del ministerio, señaló al respecto: «Queremos que el ciudadano brasileño, en especial el que vive en los grandes ciudades, comprenda la importancia de la agricultura familiar», además de destacar que se trata de «la principal productora de alimentos en Brasil», y resaltar su gran diversidad, «un patrimonio de la seguridad alimentaria nacional«.

Aunque no hay cifras oficiales, se calcula que durante la feria, de cinco días de duración y en la que participaron 650 expositores, se cerraron negocios por valor de 5,7 millones de euros, que no está mal si hablamos de pequeños productores.

Allí estuvieron los sateré-mawé de la Amazonía, conocidos como «los hijos del guaraná»; la gente que elabora los famosos embutidos del sur gaúcho; los fabricantes de jabones «milagrosos» que eliminan manchas de la piel en la playa de Pitanguí, en Río Grando do Norte… Y por supuesto, los dueños del canjinjin, ese elixir de fortaleza surgido en el corazón de los quilombos del Mato Grosso.

Fuente: IPS

 

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