Si hay un animal identificativo de la fauna peninsular es el lobo ibérico. Por su porte, por su estampa, por su mirada magnética y su relación de amor/odio con el ser humano, ha generado ríos de tinta. En prensa y en literatura. Y también campañas, a favor y en contra de su presencia en los campos de la meseta, que es su hábitat por excelencia.
Hoy, un lunes de los habituales, con mucho deporte y poca chicha, sorprende el Diario de Ávila, poniendo al lobo en la mira de su titular principal.
Y lo de «poner en la mira» no es una metáfora, sino que sirve para demostrar, una vez más por si hace falta, que la tan manida «objetividad periodística» no existe. Los editores abulenses brindan unos datos sobre los cuales en principio no hay porqué dudar. En ese sentido sería un título impecable, pero…
Cuando el tema en cuestión es controvertido y polémico, cuando existen desde hace años campañas de múltiples asociaciones que sostienen con datos igual de objetivos que el lobo no perjudica la economía de las zonas donde se encuentra, dar argumentos solo desde una acera transforma en opinión y toma de postura una noticia presuntamente neutra.
Ahí está la trampa. Para que caigan los lectores, no los lobos, por supuesto…
Una vez más, huellas cavernícolas en portada. «Mi querida España, esta España mía, esta España nuestra. ¿Dónde están tus ojos?¿Dónde están tus manos?¿Dónde tu cabeza?» (Cecilia)