Crónicas sudamericanas: Los JJOO destapan el recuerdo de la esclavitud en Brasil

Cais do Valongo, en Río de Janeiro

Cais do Valongo, en Río de Janeiro

Río de Janeiro se prepara sin pausa para recibir los próximos Juegos Olímpicos, y las obras de ingeniería se multiplican. Una de ellas es la modificación de la zona portuaria de la bahía de Guanabara. El proyecto, que lleva por nombre Puerto Maravilla y se puso en marcha en 2009, conlleva una inversión que ronda los 4.000 millones de euros, y sus diseñadores tomaron como modelo el Puerto Olímpico que Barcelona construyó para sus Juegos de 1992.

Hasta aquí no habría mucho que destacar, pero… Los arquitectos que dirigen los trabajos se encontraron con un par de sorpresas mientras realizaban el drenaje por debajo de la Avenida de Tefé. La primera, los vestigios de lo que antiguamente fue el Cais do Imperatriz (Muelle de la Emperatriz), construido en 1843 para dar la bienvenida a Teresa Cristina, quien llegaba de Italia para casarse con Dom Pedro II, futuro emperador de Brasil.

La segunda y más importante sorpresa fue el descubrimiento arqueológico, 60 centímetros por debajo de aquellos restos, del Cais do Valongo (Muelle de Valongo), nada menos que el principal puerto de tráfico de esclavos de América del Sur.

Valongo nació en 1811 en lo que por entonces eran los suburbios de la ciudad y a pedido de los vecinos de la época, que se quejaban de la suciedad, los malos olores y los problemas sanitarios que generaban los esclavos, quienes desnudos y a menudo enfermos, eran obligados a recorrer las zonas residenciales. Por ese muelle entró casi la totalidad de los negros africanos que llegaron a Brasil hasta el año 1840. Más de un millón de personas de las etnias aken, igbo, yoruba, dahoman, hausa o bantú, provenientes de Angola, Congo y Mozambique, afrontaron en ese punto de la Cidade Maravilhosa sus primeras penurias en el nuevo continente, muchos de ellos sin lograr sobrevivir al extenuante viaje y a los malos tratos sufridos en el cautiverio.

Cachimba hallada en Valongo

Cachimba hallada en Valongo

Junto con las piedras que componen Valongo, los arqueólogos encontraron también vestigios de la cultura africana, como pipas, buzios (caracoles utilizados para ceremonias religiosas) y botones, testimonios imperecederos de la vida que transitó por allí.

Los brasileños consideran que su país es una democracia racial, sin los prejuicios ni la discriminación institucionalizada que hubo, por ejemplo, en Estados Unidos. Pero este hallazgo descorre el velo que la sociedad brasileña ha echado sobre su Historia y su relación con la esclavitud. Un pasado duro, sufrido, doloroso, que provocó llagas aún no cerradas por completo, y que deja al descubierto la impunidad de tanta barbarie perpetrada.

Durante muchísimos años, Brasil fue indiferente a los daños causados a sus hijos pretos, tanto a los que llegaron de África como a los que nacieron en cautiverio en su propio territorio.

En esos muelles, el negro era torturado, y en la medida que era despojado de su identidad veía como desaparecía su cultura. Hoy, los científicos comandados por Tania Andrade Lima tratan de sacar a la luz lo que se vivió a lo largo de los 29 años que el muelle permaneció abierto para estas infames actividades.

Y el Gobierno brasileño ha decidido colaborar en esa labor: dentro de la modernidad que hoy significa la construcción de Puerto Maravilla, la preservación de los restos del Cais do Valongo será una forma de mostrar que el progreso no debe olvidar la Historia, por más dura que esta haya sido.

Jorge Ricci

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