Benedicto XVI y su insólita despedida del papado copan hoy las cabeceras de los periódicos españoles, lo cual demuestra dos cosas: el nivel de coincidencia de los editores y, sobre todo, que la subordinación al poder fáctico de la Iglesia Católica en España permanece intacta. Porque desde lo periodístico, la noticia del adiós del Papa ya es vieja, y si bien su última aparición pública merece sin dudas un espacio, en ningún caso debería ser el principal de portada. Sobre todo teniendo en cuenta que la población de este país no se caracteriza justamente por cumplir y aplicarse a sí misma las normas y enseñanzas de la fe en la que se supone que cree.
En fin, la discusión en ese sentido excede el ámbito de este post, pero vale la pena reseñar que, de todas las fotos publicadas, la única diferente es la elegida por Las Provincias. El diario valenciano no muestra a Benedicto sino a los obispos, y asegura que Rouco Varela llora por la marcha del Pontífice. Habrá que creerle…
Pero al margen de este tema, hay muchos otros por los que sí provocan lágrimas. El periódico catalán Ara.cat, que con más o menos acierto siempre propone aperturas arriesgadas, menciona dos asuntos en ese sentido: el de la corrupción y la muerte del «indignado» Stéphane Hessel, un hombre interesado de verdad por transformar el mundo, sin intereses sectarios.
La selección de casos de corrupción hecha por el diario barcelonés no es inocente, por supuesto, y quien quiera puede incluso calificarla de tendenciosa. Pero no se le puede negar su capacidad para resumir con cuatro brochazos el momento que vive España.
Y dejar bien claro que, efectivamente, dan ganas de llorar…