Abrumado por las evidencias, un servidor también está a punto de abdicar. En este caso, a la tarea de enfrentarse a los diarios españoles casi cada día. Hoy, por segunda jornada consecutiva y enésima en el último mes, una escandalosa mayoría de periódicos dedican grandes fotos y titulares a la despedida de Benedicto XVI. Y aun reconociendo lo excepcional del hecho, y que algunas de las imágenes del helicóptero partiendo desde el Vaticano sean bucólicas y bonitas, el tema -que se prolongará con la elección del nuevo Pontífice- ya debería estar agotado. Al menos, en un país que según su Constitución se dice no confesional. ¿O eso también lo cambiaron sin consultar?
En fin. Al margen del Papa la crisis sigue su curso, y ayer se conocieron los datos de déficil de las Comunidades Autónomas (es curioso que este año se sepan en febrero, cuando las de 2011 las estuvieron revisando hasta octubre; veremos si son las definitivas), y como siempre que hay datos, cada uno los interpreta a su manera.
El Economista publica, en ese sentido, la mejor portada posible: con todas las cifras, divididas entre las autonomías que cumplieron los objetivos y las que no, y especificando cuánto esfuerzo hizo cada uno (aunque se le puede criticar su calificación de «peores» a las que no cumplieron; habría que ver qué opinan sus ciudadanos al respecto). Si hasta ahí es buena, los titulares pequeños que completan la cabecera sirven para hacerse una idea global del tema: el recuerdo de que hay que seguir reduciendo déficit en 2013 (la mayoría de los diarios, en cambio, se hacen eco de la promesa del ministro Cristóbal Montoro de no recortar este año, sin tener en cuenta esta realidad), las pérdidas de las empresas españolas en bolsa en 2012, y el precio de una indemnización vergonzosa para un directivo.
En las CCAA, en cambio, las cifras se interpretan según sopla el viento. Y en ese sentido, nadie como La Tribuna. El diario castellano-manchego, siempre dispuesto a echarle un capote a la presidente de su Comunidad, hace hincapié en el esfuerzo realizado, pero elude hábilmente un dato: que como indica El Economista, el Gobierno de María Dolores de Cospedal no cumplió el objetivo.
¿Pero quién va a reparar en unas décimas? Así estamos…