La boca, el sexo y la libertad

Michael Douglas

Michael Douglas

Fue abrir la boca Michael Douglas para que de pronto se desatase una fiebre de interés inusitado por el sexo oral y sus teóricas consecuencias. Lo cierto es que llevamos cuatro días en los que medios de todo el mundo vuelcan estadísticas y estudios hasta el domingo desconocidos sobre la relación que pudiera haber entre las prácticas de cunnilingus y/o felaciones con la prevalencia de cáncer de garganta. El nexo de unión sería el VPH, virus del papiloma humano causante principal de tumores en el cuello del útero, la vulva o el pene.

Particularmente, todo incremento súbito de información acerca de temas de salud suele generarme más sospechas que curiosidad. Me ocurre casi cada año con las sucesivas gripes que se venden como plagas que liquidarán a media humanidad -la aviar, la A y otras muchas- y poco tiempo más tarde caen en el olvido tan rápido como el fin del mundo de los mayas. Me sucede con muchísimos estudios que a partir de muestras insignificantes llegan a conclusiones más o menos estrafalarias. Y me vuelve a pasar con esta historia.

No soy nadie para discutir la veracidad o el rigor de los trabajos científicos que están saliendo a relucir estos días, y que marcarían un aumento del «factor VPH» en los casos de cáncer de garganta. Pero que esto ocurra en plena oleada de puritanismo rampante es, cuanto menos, llamativo. Hace muchos años, alguien me dijo que para hacer caso o desestimar un estudio científico habría que saber -siempre- quién lo ha patrocinado. Para que se entienda, a las universidades de cualquier lugar del mundo no suele sobrarles el dinero para investigación, por lo que aceptan gustosas los aportes de entidades privadas, interesadas en que la ciencia las ayude a reafirmar las bondades o maldades de determinados productos o hábitos. Igual que lo que ocurre con los partidos políticos, el origen de la financiación condiciona, y mucho, las decisiones posteriores.

Virus VPH

Virus VPH

En el caso del VPH, el sexo oral y el cáncer de garganta, el primer paso sería averiguar las tendencias político-religiosas de las universidades, centros y personas cuyos estudios avalan un crecimiento exponencial de esta desagradable relación. Y del mismo modo, de aquellas otras que se manifiestan escépticas al respecto. Apostaría dinero que encontraríamos paralelismos bastante llamativos entre las estadísticas y las posturas, en este caso ideológicas.

Creo que solo una vez aclarado este punto habría que preocuparse realmente por el tema… o no. Porque esto abriría las puertas a una nueva reflexión. Aquella que se refiere al empeño -inútil- de la sociedad occidental por negar situaciones que vienen de serie con el ser humano, tales como la enfermedad, el sufrimiento y la muerte; y los esfuerzos que se ponen en evitarlas, lógicos en la medida que sean moderados, pero en general tan exagerados que incluso nos llevan a sacrificar placeres en el camino, en una pérdida de equilibrio muchas veces cercana a la enajenación.

Nos pasa con las comidas, con la actividad física, con el ocio… con todo. Encontramos contraindicaciones y efectos adversos en cada paso que damos, asustados por estudios e investigaciones que auguran terribles males casi por despertarnos cada mañana. Estudios e investigaciones que en teoría procuran alertarnos y protegernos, pero que en la práctica nos van limitando las actividades, condicionando los gustos, azuzando los miedos, recortando los instintos… En definitiva, estrechando más y más cada día los márgenes de libertad individual para hacer lo que nos plazca, lo que nos pida el cuerpo.

El último grito en la materia parece anidar a partes iguales en la boca y el sexo. Por mi parte, y hasta nueva orden, solo se me ocurre una respuesta ante la noticia: sacarle la lengua, que es lo suyo.

Lengua

 

 

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Calentamiento del Ártico: datos para quedarse helados

Las últimas noticias y estudios realizados en torno a los cambios climáticos que ocurren en la región ártica dejan datos tan concluyentes como preocupantes. Esto es apenas una enumeración escueta de varios de ellos, que publica IPS (Inter Presse Service).

Temperatura Canadá

Superficie cubierta de hielo en junio en la región ártica

– Los inviernos en el norte de Canadá son significativamente más cálidos y cortos que hace 30 años. Los patrones de temperaturas y de vida vegetal se han trasladado más de 700 kilómetros hacia el norte.

– La diferencia de temperaturas entre invierno y verano en el norte canadiense es menor cada año, según el estudio «Temperature and Vegetation Seasonality Diminishment Over Northern Lands» (Disminución de la estacionalidad de la temperatura y la vegetación en las tierras del norte), publicado en la revista Nature Climate Change.

– En el último verano, el derretimiento de hielo marino fue un 80 por ciento mayor que el de los veranos de los últimos 30 años.

Se-derrite-cada-vez-más-el-hielo-ártico-NASA1– La capa de hielo invernal del Ártico habitualmente no comenzaba a fracturarse hasta abril. Imágenes satélites de este año permiten comprobar que las fracturas comenzaron en febrero. La razón es la mayor delgadez de dicha capa.

– Recientes estudios permiten comprobar a simple vista que determinadas plantas que no podían sobrevivir más al norte de la latitud 57 ahora se encuentran en la latitud 64. Es una clara señal de que el Ártico se vuelve cada vez más verde.

– Se calcula que con estos cambios el 20 por ciento de los glaciares de Canadá se habrán derretido a finales del siglo XXI. El volumen de estas masas de hielo equivale a un tercio de las que se encuentran en la Antártida y Groenlandia.

– Existen en el Ártico millones de kilómetros cuadrados de permafrost (hielo permanente) con una vasta cantidad de carbono congelado.

Respecto a las consecuencias de semejantes variaciones, solo cabe mencionar algunas para tener una idea de lo que significa.

– Para 2091, el norte del planeta tendrá estaciones, temperaturas y posiblemente vegetación comparables a las halladas hoy entre los 20 y 25 grados de latitud. Es decir, que el Ártico de los países escandinavos tendrá un clima parecido al que hoy se da en el sur de Francia.

– El recalentamiento del permafrost liberará parte del carbono que contiene, provocando a su vez un mayor calentamiento del planeta, lo que multiplicará el efecto.

– El derretimiento de los glaciares canadienses aumentaría el nivel del mar en 3,5 centímetros.

El huracán Sandy a su paso por Nueva York

El huracán Sandy a su paso por Nueva York

Habrá quien califique estas previsiones de catastrofistas. Es lo que vienen haciendo quienes niegan la injerencia humana en el acelerado calentamiento de la Tierra, y dificultan o directamente evitan las medidas destinadas a luchar contra las emisiones masivas de carbono, casi siempre alegando que «no son rentables» para la economía. Un último dato les da completamente la razón. Según estudios publicados hace unos días en la revista Oceanography, el colapso del hielo marino amplificó el poder destructivo de la tormenta tropical Sandy el año pasado. Los huracanes de octubre tienden a disiparse hacia el noreste, pero Sandy fue ganando poder e impulsándose hacia el oeste. La causa del cambio de patrón estaría en las corrientes de aire, afectadas por la severa pérdida de hielo marino en el Ártico.

Sandy dejó más de 200 muertos y ocasionó daños superiores a los 50.000 millones de dólares a su paso por el Caribe, Estados Unidos y Canadá. Más catastrofista que esto, imposible.

La Entrevista del Lunes: Dr. Juan Carlos Izpisua

Especialista en Biología del Desarrollo y Medicina Regenerativa

No hay encuesta que lo certifique, pero es muy probable que si se invita a nombrar a
los veinte españoles con mayor trascendencia internacional nadie, o casi nadie, incluirá
en la lista a Juan Carlos Izpisua Belmonte. Y sin embargo, allí debería aparecer quien es una de las mayores eminencias científicas en el mundo de la biología del desarrollo y de la medicina regenerativa. Catedrático en el Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk de La Jolla, California; y Director desde 2004 del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, pocas personas acumulan más saberes sobre células madre, terapia génica o envejecimiento y regeneración de tejidos, temas de los que todo el mundo ha oído hablar, por lo general sin conocer muy bien de qué se trata…

Dr. Juan Carlos Izpisua Belmonte

Dr. Juan Carlos Izpisua Belmonte

Células madre, terapia génica… Hace años que esto suena como una panacea pero su aplicación práctica se hace esperar, ¿en qué punto del proceso nos encontramos? Hay varias vías terapéuticas que en la actualidad se están evaluando clínicamente y que es probable sean las primeras en implementarse. Me refiero al trasplante de células madre o incluso la reprogramación de células in vivo, por ejemplo para reponer tejidos perdidos durante el envejecimiento o debido a un accidente; o para tratar enfermedades cardiovasculares o problemas visuales. Y por otro lado está la terapia génica, es decir, relativa a las enfermedades genéticas, que también podrían tratarse con la ayuda de células madre. Pero, por supuesto, antes de su aplicación generalizada cualquiera de estas técnicas debe someterse a extensos estudios que evalúen su seguridad.

Para dejarlo claro: el núcleo central de todos estos tratamientos es regenerar células o tejidos que por la razón que sea no funcionan bien, ¿es así? En efecto. De hecho, la utilización de organismos capaces de regenerarse por sí solos
nos está permitiendo dilucidar qué rutas moleculares están involucradas en esos mecanismos. El siguiente paso, activar procesos regenerativos en células humanas, nos llevará en el futuro a evitar los trasplantes. Para la aplicación en humanos quizá sea más fácil imitar o mimetizar lo que hace la madre naturaleza que inventarnos nuevas estrategias.

¿Y ya sabemos por qué determinados vertebrados, como las lagartijas, pueden regenerar por completo parte de sus cuerpos y otros no? ¿Es genética, es magia? No creo que existan genes mágicos que sean capaces de favorecer la regeneración de determinados animales. Los genes, en esencia, son los mismos. La diferencia radica en cómo un organismo u otro regulan su expresión tras la pérdida de función celular. Entender el porqué y el cómo de ese proceso nos permitirá inducir la regeneración en humanos.

Hemos hablado de trasplante, de reprogramación… ¿Y la manipulación genética? Manipular genéticamente con fines terapéuticos las células madre, ya sean adultas, embrionarias o de pluripotencia inducida (iPS), continúa siendo uno de los grandes objetivos de la investigación biomédica mundial.

Pero sucede que… …El problema de las ediciones o correcciones genéticas es, en general, una eficiencia muy baja y unos efectos secundarios que pueden llevar a nuevas mutaciones. Recientemente, nuestro grupo de investigación ha descrito una nueva herramienta que establece un precedente para el futuro desarrollo de terapias celulares basadas en la edición y corrección de genes mutados. Servirá tanto para uso terapéutico como para el estudio de enfermedades y el descubrimiento de nuevos fármacos, pero habrá que estudiarla en profundidad antes de que pueda aplicarse con seguridad.

Células de anemia de Fanconi modificadas genéticamente

Células de anemia de Fanconi modificadas genéticamente

¿Los debates éticos en relación al uso de células madres embrionarias los da por superados o cabe esperar un retroceso o un recrudecimiento al respecto? Yo  desarrollo mi trabajo con células madre en Estados Unidos y en España. En el ámbito ético-legal, el contraste es muy llamativo. Aquí, en España, como en otros países europeos, los dilemas éticos están superados: es lo que pide la sociedad. En Estados Unidos los parones llegan de nuevo, en un momento en que las células madre embrionarias están empezando a dar resultados muy relevantes para la biomedicina, avances importantes para desarrollar tratamientos contra algunas enfermedades hoy incurables. Por suerte, las técnicas de reprogramación evitan la mayor parte de estos problemas pues no requieren la manipulación de embriones.

Volvamos a los mecanismos de regeneración. ¿Cuándo se conozcan a fondo habrá que desarrollar un tratamiento para cada enfermedad? ¿O una célula madre cardíaca, por ejemplo, estará capacitada para corregir cualquier defecto del corazón? Sí y no. Digamos que las células madre tienen distintos grados de potencia. Así, una célula madre cardíaca más primitiva puede generar tanto músculo cardíaco como liso, o vasos sanguíneos; en cambio, un “progenitor cardíaco” más definido estaría más restringido en su capacidad para generar distintos tipos celulares. Y después tenemos las de pluripotencia inducida [un tipo de célula madre artifi cial, con potencialidad para diferenciarse en la mayoría de los tejidos], que brindan la posibilidad de tener en el laboratorio modelos celulares de determinadas enfermedades, y gracias a ellos, establecer en el futuro terapias personalizadas.

Cada frase del doctor Izpisua nos traslada a un mundo casi de ficción, donde un hígado con cirrosis se reproduce sano por sí mismo, o el Alzheimer pasa a ser un mal recuerdo. Pero no hay nadie más cualificado que este manchego de Hellín, donde existe un Instituto de Educación Secundaria que lleva su nombre, para hablar sobre el tema. Por algo, y entre otros halagos, ha recibido el William Clinton Award al mejor investigador en su campo.

Nunca seremos inmortales pero, ¿hasta dónde podremos estirar nuestras vidas?
Responder esta pregunta es aún complicado. Las investigaciones nos están permitiendo descubrir algunas piezas clave del puzle, pero sabemos muy poco y tenemos que seguir trabajando para conocer los mecanismos biológicos del envejecimiento.

¿Esos años extra incluirán también la calidad de vida?
Sí, esa es sin dudas la previsión más optimista. Quizás la meta no sea tanto estirar nuestras vidas sino tener lo que llamamos “un envejecimiento saludable”, de forma que
aun haciéndonos mayores nuestro organismo sea totalmente operativo, previniendo o
paliando las enfermedades ligadas.

JC Lab¿Un científico piensa en las cuestiones derivadas de sus investigaciones, como el hecho de tener una sociedad más longeva, o solo le mueve el afán por conocer? Para un investigador es tan motivador el hecho de conocer cada vez un poco más como la aplicación de esos conocimientos. No considero que en ciencia existan cuestiones anexas o complementarias.

En su caso, el afán por conocer pareciera que se mueve hacia atrás, hacia lo más básico, ¿dónde está el límite, si es que existe? Desde mi punto de vista no existe ese límite. Descubrir los mecanismos básicos que llevan a las células madre a tener esa capacidad de autorrenovación y de plasticidad es uno de los objetivos del grupo de investigación que dirijo. Y aún existen muchos interrogantes que resolver en materia de regeneración y terapia génica celular.

El límite tal vez lo establezca el dinero que se invierte en investigación. ¿Cómo considera en ese sentido las reducciones presupuestarias que se están produciendo en España? Soy  muy consciente de la situación de nuestro país, pero aún así sigo pensando que la inversión en investigación biomédica ha demostrado una y otra vez que ayuda curar enfermedades y salvar vidas. Las reducciones presupuestarias están mermando esta posibilidad porque afectan tanto a las investigaciones actuales como a las futuras, a nuestra salud y a la salud de las generaciones venideras.

Por cierto, ¿siente usted que las Humanidades avanzan a la par de las Ciencias o
van a diferentes velocidades? Para mí son dos disciplinas ligadas históricamente, dado que la ciencia pretende resolver las dudas o enigmas desde el punto de vista del hombre. No sería lícito desarrollar una por encima de la otra, más bien al contrario. Ambas deberían avanzar en paralelo para promover el conocimiento.

Rodolfo Chisleanschi
(Entrevista publicada en la revista Azul Marino, número 70)