El diario El País publica en su edición de hoy un artículo sobre los suculentos negocios de las barras bravas argentinas que escribí estos días y que tiene que ver con las últimas revelaciones que probarían la estrecha vinculación que existe entre los violentos, los dirigentes de fútbol y altos cargos de la política.
Pero como suele suceder en estos casos, las estrecheces del papel obligaron a recortar el artículo original, y así se perdió en el camino algún párrafo que, entiendo, es importante para contextualizar el tema. Por eso, pego aquí debajo el texto tal y como salió de mi ordenador. Espero que resulte interesante.
Para quien quiera leer lo publicado, este es el link: http://deportes.elpais.com/deportes/2013/12/26/actualidad/1388091754_321871.html
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LOS TURBIOS NEGOCIOS DE LAS BARRAS BRAVAS ARGENTINAS
Rodolfo Chisleanschi
Gabriel Milito, el defensa central que fue estrella del Zaragoza campeón de la Copa del Rey 2004 y figura clave en el vestuario del Barça de Pep Guardiola, tuvo esta madrugada su partido homenaje en el club donde comenzó y acabó su carrera. El campo del Independiente de Avellaneda abrio sus puertas para despedir al Mariscal, y allí estuvieron Forlán, Mascherano, Zanetti…
Pero la noticia, en realidad, no está bajo las luces del estadio Libertadores de América sino en las sombras. Los días previos al evento, mientras los hinchas genuinos de los Diablos Rojos acudían a comprar sus entradas a los lugares autorizados, Pablo Bebote Álvarez, aquel siniestro personaje que amenazaba a Jon Sistiaga en el reportaje sobre las barras bravas argentinas emitido por Canal +, ponía abiertamente a la venta a través de Facebook un lote propio. Bebote, líder de los ultras del Independiente, ofrecía ubicaciones preferenciales al mismo precio que costaban las entradas más económicas en las taquillas “oficiales”. Y adquirirlas era tan fácil como llamar por teléfono, dar un nombre e ir a buscarlas a un bar en las cercanías del club. Sin necesidad de ocultarse, con absoluta impunidad. Y aún más grave, ni siquiera podía hablarse de reventa. Sus tickets provenían de las localidades de protocolo, que la empresa organizadora –Imagen Deportiva, la misma que montó los partidos de “Los amigos de Messi” en diferentes ciudades del mundo y hoy se encuentra en entredicho tras la sospecha de lavar dinero del narcotráfico- entrega al club para invitaciones especiales.
El hecho acontece en un momento donde el tema de los negocios espurios escondidos tras la venta de entradas para acontecimientos celebrados en campos de fútbol está muy candente en la Argentina. Días atrás quedó al descubierto una trama para desviar de los circuitos habituales tickets para partidos y recitales de música celebrados en el estadio del River Plate. El fiscal José Campagnoli lleva un año y medio investigando el caso, en el que están implicados Daniel Passarella (capitán de la Selección Argentina campeón del mundo en 1978 y hasta hace dos semanas, presidente del River), otros dirigentes de la entidad y los principales líderes de Los Borrachos del Tablón, la barra brava del club.
Una serie de escuchas telefónicas, dadas a conocer por el periódico deportivo Olé, dejan entrever la estrecha relación existente entre unos y otros, que serían “socios” en el negocio de comercializar entradas por una vía alternativa y repartirse las ganancias. Pero el tema llega incluso más lejos. Matías Goñi, uno de los jefes de la tribuna del River, es empleado en la Secretaría de Industria de la Nación, y en algunas de esas conversaciones alardea de sus visitas a la Casa Rosada (sede del Gobierno) y a la residencia presidencial.
La vinculación de los barras bravas que en buena medida controlan el fútbol argentino desde los años 90 con los dirigentes de sus clubes y con gente de la política no es en sí misma ninguna novedad. En ella radica la fuerza de estos grupos que, con el tiempo, han pasado de ser los violentos que se enfrentaban a muerte con sus pares de clubes rivales, para convertirse en sociedades ocultas generadoras de grandes beneficios económicos. Desde hace ya bastante tiempo, ser capo de una barra brava no significa ser el más hincha del equipo, sino la cabeza de un negocio que reparte miles de euros cada fin de semana.
El hooliganismo en el fútbol no nació en la Argentina, y guarda cierta similitud con lo que sucede en muchos países del mundo. Su particularidad es el nexo político. Porque garantiza la impunidad. Aunque algún líder vaya ocasionalmente preso por un episodio de violencia o semejante, las puertas de las cárceles son giratorias para estos personajes, que gozan de absoluta libertad de movimientos, ya que a cambio emplean su tropa de fieles esbirros como fuerzas de choque para el político que los protege.
Si las escuchas telefónicas obtenidas por el fiscal Campagnoli se convirtieran en pruebas efectivas, la gran novedad sería la posibilidad de demostrar hasta dónde llegan esas siniestras conexiones entre las barras bravas y el Poder en la Argentina. Pero existe un inconveniente. El pasado 13 de diciembre, el citado fiscal fue suspendido de su cargo por un Tribunal de Enjuiciamiento. Se le acusa de presunto “mal desempeño” de sus funciones. Campagnoli investiga también la causa de Lázaro Báez, supuesto testaferro del matrimonio Kirchner en múltiples negocios no del todo transparentes.
Si el fiscal no es restablecido en su puesto es bastante probable que la causa por venta ilegal de entradas quede en vía muerta. La impunidad seguirá reinando; y el balón, mortalmente manchado, continuará dando tumbos por el barro de las canchas argentinas.
@rodochisleanchi es periodista argentino
http://deportes.elpais.com/deportes/2013/12/26/actualidad/1388091754_321871.html