Un viaje en el metro de Madrid puede dar para mucho. Por ejemplo, para encontrarse con un rapero fabuloso que va improvisando estrofas a partir de lo que ve en el vagón donde realiza su número, acompañado de un guitarrista que le pone ritmo a la actuación.
Vale la pena verlo. Por la gracia y calidad del rapero y su acompañante. Pero también por comprobar que los pasajeros -generalmente indiferentes y hasta en algunos casos, molestos con la profusión de músicos que desfilan por los vagones- van enganchándose a la actuación y terminan depositando sus monedas en las gorras de los músicos. Lo cual demuestra que la gente siempre agradece la calidad, incluso durante un viaje en metro.
Si el movimiento 15M hubiese nacido en la Argentina en lugar de hacerlo en España, este habría sido su himno (entendiendo que, en la Argentina, «bronca» es cabreo, indignación; y no pelea, como en España).
Porque resume mucho de lo que desde hace dos años se dice en las calles, las plazas y las asambleas españolas.
Pero la canción, de Miguel Cantilo, también invita a la tristeza. Porque no es actual. Fue escrita en ¡1970! y más de 40 años después todo sigue más o menos igual. Esta es una versión singular, agrupando a muchos de los referentes, actuales y eternos, del rock argentino. Una joyita grabada en 2004.
Habrá que acumular más bronca, a la argentina y a la española, para lograr que algo cambie…
El martes pasado, el Gobierno de Grecia, siguiendo pautas marcadas por la Troika económica que rige los destinos del país desde que fue «rescatado» por el BCE, la UE y el FMI, decidió el cierre de la radio y la televisión estatales (ERT). Una medida sin precedentes, absolutamente incalificable, que significa, al mismo tiempo, la desaparición de las dos orquestas y el coro pertenecientes a dicho ente.
Esta fue la última «actuación» de estas agrupaciones musicales. Ocurrió el viernes pasado, y mucho público siguió desde la calle los acordes finales de estas nuevas víctimas de la gran estafa internacional que pretende retrotraer el mundo a tiempos infames, en los que la mayoría de la población no tenía derechos, ni acceso a la salud, a la educación, a la información… ni por supuesto, a la cultura.
Grecia ha sido, hasta ahora, el laboratorio donde experimentar las recetas que los grandes popes que hegemonizan el poder real en el mundo están poniendo en práctica para intentar la consolidación de un sistema condenado al fracaso a largo plazo, pero que garantiza la subsistencia de los privilegios a corto y medio plazo, sin importar qué o a quiénes se llevan por delante.
Las lágrimas de la violinista y las integrantes del coro de la ERT son el símbolo más notable de la masacre que está ocurriendo en Europa por estos tiempos. Portugal y España, y sus radiotelevisiones estatales, ya pueden poner sus barbas a remojar…