La sorprendente renuncia de Benedicto XVI al papado es, como cabía esperar, la noticia que copa las cabeceras de buena parte de los periódicos españoles, con su frase «Ya no tengo fuerzas» repetida hasta la saciedad y diferentes maneras de ilustrarla (fotos del Pontífice de frente, de espaldas, de perfil…).
De una u otra manera, lo cierto es que el kiosco está hoy impregnado de cierto aura espiritual, a medias entre el pesar, la exaltación y el asombro, y con La Gaceta como máximo exponente de una realidad innegable: el peso que la Iglesia Católica sigue teniendo en la vida cotidiana de este país.
Pero aun así, hay periódicos que han dejado la noticia en un segundo plano, centrando sus miradas en las preocupaciones locales, que van desde las fiestas carnavalescas en Cádiz u Ourense a la llegada de un nuevo entrenador al Deportivo de La Coruña.
Aunque ninguno lo ejecuta en la medida de El Faro de Ceuta. Ya comenté alguna vez que las plazas españolas en el norte de África son un mundo aparte, y profundamente militarizado. Un promedio de 4 o 5 portadas a la semana están de algún modo referidas a sucesos policiales o de alguna fuerza del orden (Guardia Civil, Legión, Ejército…) y, al estilo de los diarios regionales en Estados Unidos, todo lo demás queda en un plano mucho más lejano.
Pero claro, hay portadas y portadas, y la de hoy es sencillamente infame. La combinación del robo de ordenadores con la imagen de una persona de raza negra detrás de una valla es un mensaje tan directo y tan abyecto que merece ser destacado. Al menos por tener la quimérica ilusión de que alguien en la redacción de este penoso pasquín ceutí sienta alguna dosis de vergüenza.