Sentados a una mesa, Rajoy y Rubalcaba escenificaron hoy el acuerdo alcanzado de cara al próximo Consejo de Europa. Stop. No deja de ser curioso. El año pasado, cuando el mundo financiero apostaba decididamente por un «rescate total» a España, la prima de riesgo volaba por encima de los 600 puntos y la calle era un hervidero, no hubo ni un atisbo de pacto. Stop. Podía intuirse lógico por parte de Rubalcaba, previendo una caída rápida del Gobierno. Pero tampoco Rajoy dio ni medio paso en ese sentido. Stop. Ahora, en cambio, que desde el Gobierno afirman que la recuperación está cada vez más cerca, Rajoy acepta gustoso ir de la mano con el PSOE. Y Rubalcaba no tiene empacho de incinerar su ya desmembrado partido aliándose con la peor derecha de la Historia española. Stop. ¿Qué ha cambiado? ¿Qué es lo que no nos dicen? ¿Acaso no hay tal recuperación a la vista? ¿Tal vez Europa nos prepara nuevas pruebas como las adelantadas ayer por el FMI? Stop. Quizás, sea más fácil de entender. Rubalcaba empezó a hablar de un acuerdo apenas unos días después que varias encuestas dieran cuenta del descalabro que sufrirían PP-PSOE si hoy hubiese elecciones. Y los dos saben que se necesitan mutuamente para seguir chupando del bote y cerrar las puertas a cualquier posible cambio. Stop. «No es un favor al Gobierno sino un servicio a la gente», dijo hoy Rubalcaba. En realidad, es un favor y un servicio a ellos mismos, uno de los últimos manotazos para salvar un naufragio inevitable.