La manipulación del lenguaje y del modo en el que se brinda la información no es patrimonio de nadie. Y por eso las mismas estrategias son utilizadas por igual en cualquier punto del planeta. Hoy se me ocurrió mirar al otro lado del charco, y he encontrado una joyita al respecto en el Perú.

Los lectores limeños que echen una mirada rápida a la portada de El Comercio y vean su titular principal deducirán que Telefónica es, en el fondo, una empresa bondadosa que piensa en el bien del país y en sus zonas rurales. Solo quienes lean un poco más sabrán que su generosidad es en realidad una imposición del Gobierno de Ollanta Humala. Y también, que la contraprestación fue una renovación de licencias por 18 años, que es en el fondo la verdadera noticia.

Pero resulta que Telefónica tiene muchos detractores en el Perú y el resto de América Latina, y entonces El Comercio en lugar de hacer hincapié («poner pie en tierra de incas», como alguna vez dijeron Les Luthiers) en una medida discutiblemente popular, «eligió» darle la vuelta, y así dejar bien parados a unos y otros: al Gobierno por endurecer las condiciones; y sobre todo a Telefónica, por llevar la cobertura de móviles a todo el país.

¿La calidad informativa? Bien, gracias, aquí, en el Perú y en todas partes.