El Editorial: Golpe a golpe, verso a verso*

NO ES EGIPTO, ES EL MUNDO

crisis-en-egiptoA veces surgen noticias que parecen sueltas y caen como si en el techo se hubiera abierto una gotera. Informaciones de aquí y de allá que en muchos casos incluso pasan desapercibidas para la mayoría de la población; y en casi todos los restantes, son contadas y analizadas de manera aislada, como si pertenecieran a realidades independientes entre sí.

Hoy quiero dedicar el domingo a sumar varias de estas noticias sueltas. Quizás no sirva para llegar a ningún resultado concluyente, porque no hablo de matemáticas. Pero tal vez puedan dar alguna pauta de hacia dónde nos movemos.

1.- JP y las dictaduras
Hace apenas un par de semanas salió a la luz un informe interno elaborado por los «expertos» en Europa de la banca norteamericana JP Morgan. En un principio, lo que allí se proponía sonaba tan descabellado que era fácil pensar que se trataba de un fake, de una redacción apócrifa que buscaba ahondar aún más el desprestigio que en determinados círculos ya poseen los bancos en general. Pero hasta hoy, que se sepa, no fue desmentido. Para ser concisos, los estudiosos de JP recomendaban «instaurar cuanto antes regímenes dictatoriales» en varios países europeos, cuyos Gobiernos se niegan a implantar las «medidas necesarias» para garantizar las actividades de bancos de inversión como el suyo. Las razones, que en más de un caso son disparatadas y ajenas a la verdad -habla de «constituciones con tintes socialistas» en países como España, Portugal, Grecia o Italia- tienen que ver con «arraigadas prácticas politicas que generan clientelismo y corrupción» (en esto han acertado, basta con leer las confesiones de Luis Bárcenas, hoy en El Mundo). La solución, para ellos, no pasa por reforzar y mejorar la democracia, sino por arrancarla de cuajo. Cada uno es libre de opinar…

2.- La Justicia Militar gana terreno
La semana pasada se dio a conocer un cambio importante en la redacción del nuevo Código Penal Militar español. Se trata de establecer cuándo un Tribunal Militar puede juzgar a civiles. Hasta ahora, eso era posible en tiempos de guerra, y para determinar cuándo había una guerra era necesaria una declaración previa. Ahora ya no.

Edward Snowden

Edward Snowden

Ahora, algo tan claro como una guerra se ha convertido en «conflicto armado», ya no es necesaria declaración alguna, y ni siquiera se especifica si dicho conflicto tiene que ser con otro país o de orden interno. Basta con difundir información que se estime pueda perjudicar la defensa del país. Es decir, un Snowden o un Manning o un Assange españoles serían juzgados por las Fuerzas Armadas. Y por supuesto, cualquiera que participe en un intento de rebelión, también.

3.- Votar ya no es lo único
Los grandes medios de comunicación españoles, que es lo mismo que decir sus grandes voceros -directores y propietarios- están a años luz de ser un ejemplo de actuación democrática. Ni a nivel interno de sus propias empresas ni por los intereses que defienden sus publicaciones, radios o televisiones. Pero hasta ahora no se habían atrevido a traspasar una frontera: la de discutir públicamente la validez del voto popular. Este viernes, Pedro J. Ramírez, director de El Mundo, cruzó el límite. Apoyado en una encuesta a través de la página de su periódico en relación al golpe de Estado en Egipto, llegó a la conclusión de que los votos ya no valen por sí solos para gobernar.

Tweet del director de El Mundo

Tweet del director de El Mundo

En realidad, no dice nada nuevo. Salvo por el hecho de que es el argumento al que se han aferrado los políticos de medio mundo para gobernar a su antojo, incumpliendo sin vergüenza sus programas electorales, y siempre amparados por los grandes medios de comunicación, que se encargaban de recordar que estaban allí gracias al voto popular. Pues parece que depende dónde y en qué circunstancias eso ya no sirve. Ocurrió en Argelia a principios de los 90, cuando se impidió por la fuerza la victoria de los islamistas en las urnas. Ocurre en Egipto. Pero puede ocurrir cada día en más sitios, por diferentes motivos. Si los votos ya no valen, no valen…

4.- Pinochet como modelo
También tiene relación con el golpe de Estado en Egipto. El jueves, The Wall Street Journal, una de las Biblias del poder económico, aconsejaba a los militares que, respondiendo a la llamada de parte de la población local dieron un golpe de Estado y desalojaron del poder a los Hermanos Musulmanes, a que adoptaran como modelo económico el Gobierno de Augusto Pinochet en el Chile de los 70 y 80. No creo necesario recordar quién fue Pinochet, ni los métodos empleados para implementar tal modelo económico. Y por cierto, a este tipo de movimientos, nunca espontáneos y habitualmente estimulados por algún tipo de interés económico, de poder, o de ambas cosas, en la Argentina de los 60 y 70 se lo denominaba «golpear las puertas de los cuarteles». Sus resultados, por cierto, siempre fueron nefastos.

5.- El secuestro de Evo

Evo Morales, retenido

Evo Morales, retenido

Esta misma semana, el Orden Internacional sufrió, además de lo sucedido en Egipto, otra ruptura llamativa: el maltrato recibido por el Presidente de Bolivia, Evo Morales. Su avión oficial no recibió la autorización de aterrizar en varios países de la Unión Europea, por la sospecha de que transportaba al espía Edward Snowden, prófugo de la justicia norteamericana. Una medida inédita, teniendo en cuenta la investidura de Morales. Al final, Snowden no iba en el avión, y tras sendas escalas en Viena y Las Palmas, el mandatario boliviano volvió a su país. Pero el antecedente es siniestro. ¿Cuál será el próximo paso? ¿Derribar un avión donde se sospeche que viaja un espía, un posible terrorista o un revolucionario peligroso?

6.- El «no» golpe egipcio
Como si no hubiera bastado con la ignominia anterior, la UE sumó otra en estos días. Su particular cuidado en no tratar como golpe de Estado lo sucedido en Egipto. Ningún comunicado oficial, ninguna declaración de primeros ministros o presidentes lo denominaron con todas las letras. Todos fueron eufemismos y anhelos de un futuro más halagüeño. Es decir, un modo como cualquier otro de bendecir y dar por buena la ruptura institucional que allí se produjo.

Ya está. Se podrían buscar más ejemplos pero creo que por hoy es suficiente. Ahora sumemos: golpes de Estado que se estimulan, se ejecutan y se aceptan, reformas de Códigos Penales que facilitan la «mano dura», asesinos abyectos convertidos en modelos a copiar, acoso a presidentes «no amigos», y grandes comunicadores que van creando corrientes de opinión para justificar conductas antidemocráticas.

Agréguense a esta mezcla los Bárcenas de turno, las desvergonzadas crisis de Gobierno como la portuguesa, el espionaje a mansalva de todo lo que se mueve que destapó el prófugo Snowden, el desprestigio de la política en general… y tal vez podamos llegar a alguna conclusión del tiempo que nos espera. De los senderos que el Poder pretende que caminemos los países y los ciudadanos de este mundo.

O tal vez no. Y todo lo enumerado sean simples casualidades. Ojalá…

* Verso, en el argot de Buenos Aires, equivale a mentira, a cuento chino, a palabrerío sin contenido.

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El Editorial del Domingo: El bipartidismo ha muerto

Nunca aparece dentro de los grandes inventos del siglo XX, y sin dudas es un olvido injusto, porque su creación permitió diseñar las sociedades occidentales tal como las conocemos y tal como las hemos vivido desde hace varias generaciones en buena parte del globo. O al menos, en la parte del globo que ha detentado el Poder desde tiempos coloniales.

El invento se llama bipartidismo, y sin dudas no nació por casualidad, como casi nada de lo que fue conformando una perfecta maquinaria de control de la ciudadanía para satisfacer las necesidades de producción y consumo que alimenta el sistema en el que nos desarrollamos. En su concepción y mantenimiento participaron todos los engranajes que manejan la economía, desde la banca a las corporaciones empresariales, pasando por supuesto por los medios de comunicación, indispensables para delimitar el juego democrático solo entre dos opciones, en teoría siempre diferentes pero siempre muy parecidas, y sobre todo, siempre respetuosas de los poderes reales: los mercados, el dinero, el empresariado, la religión…

No se puede negar que fue un buen invento, porque ha funcionado durante demasiado tiempo. Pero agoniza. Y en algunos sitios ha muerto. En Italia hace ya tiempo, cuando la corrupción socavó la credibilidad de democristianos y socialistas. En España ahora mismo, y en estos días asistimos a su funeral.

Ni NiLos dos grandes partidos que han dominado el panorama político desde el triunfo de Felipe González en 1982 atraviesan hoy sus peores días. Por razones en apariencia distintas, aunque coincidentes en el fondo: son metáforas de una época que se va, de un cambio del cual no se puede predecir el rumbo pero sí su carácter de inevitable.

La semana que se acaba dio muestras fehacientes de esta realidad. Por un lado, la fractura producida entre la secretaría general del PSOE y la cúpula del socialismo catalán parece darle la puntilla a aquel arrogante partido que en los 80, y también en los tiempos más cercanos de ZP, contaba sus votos por encima de los diez millones. Por el otro, la pestilencia de la corrupción a gran escala que surge de la sede del PP aventura un final apocalíptico a la aventura de Mariano Rajoy en la cima del poder.

Pere Navarro

Pere Navarro, primer secretario del PSC

Para el PSOE, Cataluña fue siempre una fuente segura de votos. Durante décadas allí se votó derecha nacionalista en las autonómicas y socialismo en las generales, pero el estallido soberanista puso patas arriba el tablero de juego, y en estos días, cuando primero pidió la abdicación del Rey Juan Carlos; y después al votar en sentido contrario al PSOE en el Congreso por el tema de la consulta independentista en Cataluña, el número 1 del PSC, Pere Navarro, terminó de abrir la zanja con la línea que siguen en la calle Ferraz de Madrid.

El movimiento de Navarro tiene su lógica. La crisis económica va derivando en institucional de manera acelerada, y en ese contexto, la posibilidad de secesión de Cataluña gana puntos cada día. Entonces ya no caben medias tintas, y llegado el momento de mojarse, los socialistas catalanes maniobran en función de su propia subsistencia, sin reparar en el destino de sus hasta ahora socios a nivel estatal. En una futura e hipotética Cataluña independiente, quien no haya apoyado de manera firme el paso de la separación estará condenado al desguace, y el PSC necesita recuperar el terreno perdido.

Entonces Navarro apostó fuerte y apuntó donde duele. Rescató la raíz republicana del socialismo catalán y tiró un misil teledirigido a la Casa del Rey. No pidió el fin de la Monarquía, apenas el retiro de un soberano maltratado por la edad, la salud y los escándalos que crecen a su alrededor. Pero para un partido como el PSOE, que siempre ha mostrado lealtad absoluta a la figura de Juan Carlos, semejante manifestación resulta imposible de digerir.

Así, el divorcio está servido. Cuando se firme, el partido fundado por Pablo Iglesias estará rubricando su derrumbe definitivo. Desgastado por la desastrosa gestión de la crisis económica, sin proyecto, sin un discurso coherente, sin líderes y sin el apoyo catalán su destino será similar al del PASOK griego, una organización menor y sin mayor peso que su prolífica historia.

En la acera de enfrente no están mejor. Lo que no pudieron lograr millones de personas durante un año largo de lucha en las calles está a punto de conseguirlo un solo hombre. Luis Bárcenas amenaza con sepultar al Partido Popular, y quizás arrastrar con él al Gobierno de Rajoy. El culebrón de las andanzas del ex tesorero entrega de modo permanente capítulos nuevos –y a veces desopilantes, como la patética explicación sobre la indemnización pagada que dio María Dolores de Cospedal-, y solo el propio Bárcenas, convertido en guionista, director y protagonista principal de la serie, conoce el final.

Juez Pablo Ruz

Juez Pablo Ruz

El paso dado por el juez Pablo Ruz para buscar conexiones entre la trama Gürtel y los papeles de Bárcenas puede ser en ese sentido decisivo para destapar el mayor caso de corrupción institucional de la democracia española, porque abarcaría dos facetas: financiación ilegal del PP y enriquecimiento ilícito de varios de sus principales dirigentes.

Y lo que ocurra en el ámbito judicial tiene y tendrá, automáticamente, su reflejo político. El primero ya es evidente. En Génova han perdido los nervios. Lo demostró el balbuceo incoherente de Cospedal y lo certifican todas las fuentes, que hablan de disensos crecientes entre los diferentes grupos de poder del partido. Suele ocurrir. En este tipo de organizaciones hay dos tipos de conflictos latentes: para pelear por trozos de la tarta cuando se gana, o para echar las culpas cuando se pierde. En este caso, el PP inaugura una tercera vía: la lucha por escapar lo menos sucio posible de un barrizal que salpica a todo el mundo.

Pero en tanto esta sea la principal preocupación de sus dirigentes ni podrán gestionar como corresponde la peor crisis que vive España desde los tiempos de posguerra -en el supuesto caso que supieran hacerlo-, ni se percatarán de la lastimosa imagen que ofrecen a la sociedad. El resultado, inevitablemente, ya empiezan a adelantarlo las encuestas y se verá en la próxima cita con las urnas: la hemorragia de votos será inexorable.

Hoy por hoy es una quimera vaticinar cuándo los españoles volverán a ser convocados a elecciones, pero sí se puede asegurar que el escenario que saldrá de ellas no guardará ninguna relación con lo conocido hasta la fecha. ¿Habrá una subida fuerte de las opciones de izquierda? ¿Surgirá alguna fuerza de centro, por ejemplo la propia UPyD, capaz de aglutinar el voto disidente de los gigantes caídos en desgracia? Cualquier afirmación en este sentido es jugar a las adivinanzas.

Lo único concreto es que uno de los grandes inventos del sistema capitalista para mantener el control estricto del poder está a punto de pasar al desván de la Historia. El bipartidismo ha muerto. Descanse en paz…

El Telegrama de la Tarde: Bárcenas y la ley del barrio

Luis-Bárcenas-PPEl día que estalló el caso Bárcenas, el PP anunció querellas colectivas e individuales contra su ex tesorero. Stop. Pero ha pasado tiempo, y solo José María Aznar y María Dolores de Cospedal iniciaron algún movimiento al respecto. Stop. Ayer, la Secretaria General del partido confirmó que esta semana se presentaría una querella conjunta. Stop. Pero Luis Bárcenas fue más rápido. Y les planteó una demanda por despido improcedente, dejando además en evidencia la estrategia del PP para despegarse del escándalo. Stop. ¿Quién lo iba a decir? Con esos trajes de diseño y su look de pijo recalcitrante, el ex tesorero resultó ser un profundo conocedor de la vieja ley del barrio. Siempre, lo más seguro y aconsejable es pegar primero.