Leo en la web del Centro de Investigación Bioenergética, estas palabras de Alessandro Di Masi, su fundador:

«Amor y odio son sentimientos humanos.
Los animales conocen amor y supervivencia. No juzgan las palabras, captan vibraciones y de ellas deducen ‘amor o peligro’.
Las personas con cáncer son, por lo general, extremadamente amargadas, están enfadadas consigo mismas, con la sociedad y la situación de ‘víctima’ en la cual se encuentran. Están convencidas de ser la víctima de una gran injusticia.
Les cuesta asumir la culpa de lo que les está pasando.
Cuando descubren su culpa, ‘culpabilizan’ y sufren por haber sido castigadas de manera tan cruel.

– Se trata generalmente de una persona llena de odio y de resentimiento que carga en sus hombros un profundo dolor o gran(des) secreto(s).
– Es incapaz de perdonar.
– Hace a los demás culpables de que su vida se está destruyendo.
– Una persona que piensa que es demasiado tarde para solucionar cosas y vive con estas frustraciones.

Consejo: Cuidado con los pensamientos destructivos y rencorosos (venganza, desear mal a alguien). Apuntar a otro con un dedo de destrucción es apuntar al mismo tiempo, tres dedos cargados de la misma destrucción hacia ti…»

Notas
1: Personalmente dudo, y mucho, que esto sea así en el 100% de los casos. Pero no es descartable que la acumulación de estas características puedan derivar en una enfermedad tan cruel. Seguramente, todos conocemos casos en ambos sentidos.
2: El diagnóstico de un cáncer nunca, en ningún caso, es una noticia agradable.