Medio centenar de personas a cara descubierta, mucho colorido y sobre todo, mucho ruido. Alguna pintada en una pared cercana o una pegada de carteles en los alrededores. La foto de la portada del ABC no engaña. No se ven signos de violencia, ni forajidos, ni pasamontañas, ni rostros cubiertos…

La técnica se llama «escrache«, fue importada de la Argentina y consiste en identificar dónde vive una persona en particular y «recordarle» con una bullanguera mini-manifestación su participación en algún suceso determinado, para que la gente del entorno sepa quién es su vecino; y también como medida de presión, si se acerca alguna decisión cercana. En España la ha puesto en marcha la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que pretende torcer la intención de voto de diputados del PP, reacios a aceptar la dación en pago (entregar la casa y así saldar las obligaciones con el banco) con carácter retroactivo para cancelar deudas hipotecarias.

Pues bien, echándole muuuuuuuucha imaginación, el ABC la ha transformado en una especie de acción guerrillera. «Acoso salvaje» titulan, y marcan los pasos como si formaran parte de un crimen de lesa humanidad: averiguar un domicilio, tocar el timbre y pegar carteles. ¿De verdad no se dan cuenta del nivel de ridiculez alcanzado? ¿De verdad no son conscientes de que convierten un diario largamente centenario en un panfleto de décima categoría?

Y por otro lado, y salvo que mi memoria me juegue una mala pasada, no recuerdo una portada semejante enseñando cómo los bancos actúan de manera premeditada -es decir, practican un «acoso salvaje»- para desahuciar a personas sin recursos, sin trabajo y sin futuro. Curiosas las dos varas de medir del ABC.

En fin. Allá ellos…