Tarjeta roja al sentido común

Antes de decir nada, lo mejor es ver el vídeo…

Y ahora lo explico por si no queda claro. Esto ocurrió en un partido de la tercera categoría del fútbol argentino jugado el domingo pasado. Un ¿hincha? del club local, Defensores de Belgrano, baja de la grada, salta al campo, empuja a un jugador de su propio equipo, que iba perdiendo 0-3, tiene un conato de pelea con otro –Nahuel Fioretto– y acaba lanzándole la silla de un fotógrafo.

Si hasta ahí todo resulta bastante absurdo, el final ya carece de toda lógica. El hincha trepa al alambrado y vuelve a la tribuna a seguir mirando el partido como si nada hubiera pasado. A Fioretto, el árbitro le muestra la tarjeta roja según un reglamento que debería ser interpretado antes que aplicado.

El más elemental de los sentidos comunes diría que el castigo debería recaer sobre el agresor. Pero no es así. Entonces surge una pregunta: ¿qué clase de locura ataca a las sociedades cuando se alteran de tal manera los códigos de conducta más básicos?

Al menos, a Fioretto no le han sancionado con fechas de suspensión por la expulsión sufrida. Todavía queda gente con un mínimo de cordura…

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