Y de pronto, en medio del vendaval, reaparece ella. Vuelve de sus vacaciones caribeñas y se presenta como la abanderada de la regeneración democrática. Propone cambios en la Ley Electoral, con apertura de listas incluida; y por supuesto, se desmarca oportunamente de los escándalos que sacuden a su partido. Recuerda que no tuvo puestos directivos –lo que la descarta entre quienes hayan podido recibir sobres B-, critica la demora en todo el proceso contra Luis Bárcenas, y dice no saber nada de los pasos a seguir por su presidente, Mariano Rajoy.
Sí. Ella misma. La que dirigió la Comunidad de Madrid con puño de hierro durante una década. La que mandó espiar a sus rivales políticos, aunque fuesen compañeros de partido. La que prefirió entregar un puesto en el Consejo de Caja Madrid a Izquierda Unida con tal de que no lo controlase “el hijoputa” [por entonces, Alberto Ruiz Gallardón]. La del negociado de Eurovegas. La de las privatizaciones del agua y la educación. La que logró una estación del AVE en medio de la nada en Guadalajara, porque revalorizaba terrenos de su familia. La que inauguraba hospitales vacíos. La que eximió de impuestos a la mafia china que invadió el mercado. La que…
Su regreso puede tildarse de cualquier cosa, menos de inesperado. De hecho, era una de las teorías más sonadas desde que estalló el Bárcenasgate. No se puede olvidar que fue El Mundo el primero en destapar la olla. Y el diario de Pedro J. siempre respondió a sus intereses.
Entonces, la posibilidad de que una pelea por el poder dentro del PP estuviera detrás de los papeles del ex tesorero siempre estuvo latente. Y ella, con sus movimientos calculados, su misteriosa renuncia justo antes del lanzamiento de la impopular reforma sanitaria, su tirón mediático y su indudable olfato político, saltó del barco justo a tiempo. Sin salirse del todo, pero lo suficientemente alejada de la sala de máquinas como para dotarse de autoridad moral para criticar, proponer y sugerir. Para sacar a relucir su costado más populista y arremeter por la izquierda en el momento más delicado de la derecha.
Hoy ha renacido la Esperanza. Sálvese quien pueda…